sábado, 25 de agosto de 2012

Cáceres, cerrado por falta de uso (III)



Continuando con esta serie de entradas en el blog, sin duda uno de los inmuebles vacíos existentes en la ciudad de Cáceres que mayor interés puede despertar es la Cárcel Vieja. La cárcel que se construyó siendo alcalde el socialista Antonio Canales, y que él estrenó para morir fusilado por la inquina fascista.

Con una superficie de suelo de 10.300 m2 y construida de 11.040 m2, según los datos catastrales, se encuentra cerrada desde que se puso en funcionamiento la actual prisión, en la C.N. 521 y el Centro de Inserción. Su fortaleza de construcción la viene salvando de ser invadida u ocupada, si bien algunos vecinos de las viviendas próximas, “las de la cárcel”, afirman que ya se suele ver a adolescentes hacer algunas piruetas sobre sus muros, junto a las duras alambradas que los culminan.


La prisión, denominada Provincial, fue construida sobre terrenos cedidos por el Ayuntamiento, previa adquisición a particulares. La construcción fue costeada por la Diputación Provincial y con aportaciones de muchos de los pueblos de la provincia. El carácter de prisión provincial así lo exigía. Que su estreno fuera con la guerra civil consecuente al golpe de estado franquista, es una triste paradoja. Quien más contribuyó, por las necesidades de mejorar la vida de los presos, fue Antonio Canales. Y su vida fue el pago que recibió.

El vigente Plan General Municipal ha incluido este inmueble entre los catalogados, por lo que procederá su conservación aplicando las normas urbanísticas. En 1992, el Ayuntamiento de Cáceres firmó un convenio, nunca ejecutado evidentemente, según el cual, sobre sus terrenos, una vez demolida, se construirían viviendas. Así se recogió en el PGOU de 1998, como una Unidad de Ejecución. El mejor criterio, para los intereses de la ciudad del Plan vigente ha salvado a este edificio de su demolición. Otra cosa será que lo salve de la ruina y degradación por falta de uso.


Para darle uso, para conseguir que el inmueble pueda ser recuperado, es preciso que el Ayuntamiento pueda hacerse cargo del mismo, pueda conseguir su titularidad. En la legislatura municipal anterior se establecieron algunos contactos, tímidos, que deberían seguir, con Instituciones Penitenciarias. Pero...

Pero, en primer lugar, será necesario saber para qué puede querer el municipio tamaño inmueble. Cuál sería el proyecto a desarrollar. Habiendo edificios públicos mucho más pequeños, cerrados, sin uso, mucho es de temer que desde ninguna instancia pública local, provincial o regional se sepa qué podría hacerse con la Cárcel Vieja.


En segundo lugar, cómo conseguir la propiedad. Sin duda, la mejor solución siempre será la negociación entre el Ayuntamiento e Instituciones Penitenciarias. Pero siempre cabe que, en común acuerdo, el Ayuntamiento de Cáceres, que cedió los terrenos, y la Diputación Provincial, que costeó las obras (con fondos propios y de diversos municipios), iniciaran el procedimiento de reversión. Es un proceso largo, nada costoso si se lleva a cabo por los servicios jurídicos públicos, y de buena perspectiva de triunfo en sede judicial.

En alguna ocasión, los medios locales de comunicación han recogido impresiones o intereses de asociaciones o particulares que han expresado su opinión sobre el uso futuro. El más sencillo y repetido ha sido el de destinarlo a Casa de Cultura de la zona.

El volumen construido supera en mucho las necesidades de una casa de cultura de barrio (estaríamos ante un inmueble con capacidad para entre 15 y 18 de ese tipo de centros). Por ello, un proyecto completo de usos sería el paso previo para demostrar la necesidad de su reversión o la necesidad de un acuerdo bien gestionado con Instituciones Penitenciarias. Y sería el paso previo para conocer los costes de rehabilitación y adecuación a diversos usos sociales y culturales.
Que un inmueble de este tamaño esté cerrado, esté sin uso, y sin perspectivas de tenerlo, demuestra, por otra parte, la inanidad de la acción política pública. La insuficiencia de algo tan importante para el ejercicio del gobierno, sobre todo cuando los recursos económicos escasean, como es la imaginación, o es el liderazgo.

Vale.

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